Hace ya bastante tiempo –quizás más del que la humanidad recuerda- nuestros antepasados decidieron agruparse y juntos alcanzar una meta: sobrevivir. Con el paso del tiempo, la colectividad llevó a sus integrantes a la edificación de ciudades. Una vez asentadas, nace en ellas la necesidad de entender el universo en el que se hallaban. Las primeras civilizaciones lo hicieron por medio de los mitos. Grandes historias de dioses y héroes –todos con virtudes ejemplares- explicaban a los humanos la creación del mundo y la manera en la que funcionaba.

Cosmovisión Tejida nos cuenta cómo Cristina Flores busca comprender su cuerpo, creando una cosmovisión que parte de su relación con el tejido, técnica ligada al concepto de feminidad. Flores concibe su cuerpo como un territorio siempre cambiante, siempre enigmático, siempre vivo. La artista nos ofrece un mapa fragmentado de sí misma en esta exposición. Manos, corazón y otras partes, características por sus simbólicas connotaciones, son representadas de manera cuasi-abstracta por medio de texturas similares a las obtenidas por el tejido a crochet. Inscritas en formas circulares, Cristina dota estas etéreas y frágiles composiciones con serenos movimientos.

Crear una cosmovisión en torno al cuerpo es regresar a tiempos en los que el
conocimiento era generado a través de las sensaciones del cuerpo. Comprenderlo a
partir de sus partes y de sus experiencias es comprender un mundo único y sin igual. Conocerlo y aceptar su variable naturaleza se convierte en una aventura a la que probablemente Cristina le dedique su vida.

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Jerson Ramirez